No Todo Es Relativo
El relativismo moral de la extrema izquierda peruana
Por Saki Bigio
El relativismo moral sostiene que los actos son morales dependiendo del punto de vista del observador que los juzga. Mal aplicados los argumentos, es fácil caer en un relativismo burdo con el cual nos quedamos sin principios morales básicos. Un buen ejemplo son los argumentos de la extrema izquierda del Perú, aquellos que equiparan al terrorismo con las Fuerzas Armadas y Policía Nacional del Perú (FF.AA. y PNP) o peor aún, justifican crímenes como “propios de las condiciones de la época.”
Hoy, en el Perú, un gobierno influenciado por la extrema izquierda seduce a un amplio espectro del resto de la izquierda. Confrontada con la derecha, es fácil para la izquierda moderada pasar por alto las palabras que se vociferan desde el extremo más cercano. Es importante que esa izquierda, la moderada y democrática, se mantenga fiel a los principios humanistas que comparte con el mucho más amplio resto del espectro político. Es fundamental no caer en el relativismo moral. Y para no caer, es importante desmenuzar de dónde viene ese relativismo.
Como a muchos otros peruanos, la campaña electoral me ha traído recuerdos de mi niñez. Leo sobre la época y me pregunto, ¿en qué país tan distinto crecimos? ¡Qué país tan violento! Escucho con indignación las declaraciones de una jóven Liz Rojas Valdes ante la Comisión de la Verdad, de hace unos 20 años atrás. Se me escarapela la piel. Quiero saltar a la pantalla, abrazarla y pedirle perdón. Perdón, no porque yo sea un criminal, sino porque éramos niños en el mismo país y a ella le quitaron a su madre. Los responsables, no se conocen aún, pero se sabe que son nefastos miembros de las FF.AA. que tenían el deber de protegerla. Ese es uno entre miles de terribles testimonios de crímenes que quedaron impunes. Las proporciones de los crimenes a manos de miembros de la FF.AA., son inaceptable. Años más adelante, los altos mandos de las FF.AA. firmarían un acta de sujeción al régimen más corrupto de América Latina, capítulo final del periodo más vergonzoso de nuestra historia.
Esos hechos son terribles, y causan una sensación de injusticia y bronca entre muchos peruanos, sobre todo entre los más jóvenes. Merman nuestra identidad como nación. La legitimidad de nuestras FF.AA. y PNP se han desprestigiado a causa de ello. Viendo sólo esos hechos, es fácil olvidar de qué lado estuvieron las FF.AA. y PNP, qué principios defendían, y cuánto heroísmo hubo entre ellas. Es fácil caer en el relativismo porque la propaganda de extrema izquierda ha usado estos hechos para relativizar, para poner en el mismo plano moral a las FF.AA. y PNP del Perú, así como a Sendero. Hacer ese paralelo es inaceptable y es peligroso.
El Marxismo, en sus versiones radicales, es una corriente totalitaria. Se opone con violencia a cualquier oposición. Es beligerante porque concibe al mundo como una guerra de clases perpetua. Una opinión moderada es una victoria del oponente. Entre las versiones más radicales del Marxismo, está el Partido Comunista del Perú, Sendero Luminoso(SL).
Las FF.AA. y PNP han sido forjadas bajo una concepción completamente distinta. Un cadete se enrola por principios morales de defensa a su país, a su democracia, al más débil. No para defender “grandes intereses.’’ No. Tiene un sólo bando: El Perú. Y para el Perú pone y pusieron miles a disposición su vida. Se pueden torcer, y se torcieron muchas ramas en el camino, pero esos principios son el tronco original.
A pesar de los accidentes históricos, a lo largo de nuestra historia, las FF.AA. y PNP han estado subordinadas a los poderes democráticos, a la justicia, cuando menos, a la opinión pública. No así SL, cuyos miembros estaban subordinados sólo a la ideología interpretada por un líder absoluto. Para SL, las muertes de miles de niños y mujeres, eran bajas justificadas, estadísticas indispensables, útiles para la revolución. Para nuestras FF.AA. y PNP, en su conjunto institucional, cualquier masacre de civiles es una tragedia. Así sea culpa de sus propios miembros, y hayan protegido culpables por principios errados: para nuestras FF.AA. y PNP, la muerte de cualquier civil inocente es una tragedia.
No así para SL que ha tenido explícitamente una estrategia de alienación de las FF.AA.. Ha buscado siempre el fuego cruzado y que mueran civiles. Por ello, SL es doblemente culpable, culpable de sus crímenes, y también co-participe de los excesos y de los crímenes de nuestras FF.AA. y PNP. Que no queden dudas que sin Sendero, no hubiera habido el terrible genocidio que vivio el Perú en esas década. No habría necesidad de testimonios como el de Liz. Eso pone al terrorismo en un plano moral completamente distinto.
Hoy, veo con mucha preocupación que miembros de nuestro gabinete usen términos (por ejemplo, terrorismo de estado) para comparar a nuestras FF.AA. y PNP con SL. Peor aún, coquetean con unareivindicación de SL. No es solo un insulto a nuestra memoria colectiva; el relativismo es peligroso porque abre la puerta a que no existan principios básicos y que la revolución justifique los medios. No pues ¡no todo es relativo!
Es momento de que los líderes de la izquierda moderada actúen conforme a sus principios. Que recuerden que también fueron víctimas. De que condenen. De que exijan enmiendas. No por que tienen que ceder a la presión de la derecha, si no porque no todo es relativo ¡hay valores absolutos que defender!
Es momento también de que la derecha democrática empiece por condenar abiertamente los crímenes de nuestras FF.AA. y PNP durante aquella época. Reconocer el horror, el castigarlo, el pedir perdón y el no justificar, es justamente lo que nos pone a lo demócratas en un plano completamente diferente al del extremismo.